Luego de que la alianza entre Palacio Nacional y Ricardo Monreal se viene de nuevo a pique, y de que ahora podría ser una mujer proveniente del gabinete federal la abanderada de Morena para la Ciudad de México, la moreniza anda desatada.
Si bien el alboroto es general, donde más revuelo causó la entrada a cuadro de Ariadna Montiel y de Rosa Icela Rodríguez, secretarías federales de Bienestar y de Seguridad Pública, respectivamente, fue en las alcaldías gobernadas por la 4T.
Sobre todo, en las que ya no puede haber reelección y cuyos titulares necesitan quedar protegidos por el fuero, necesariamente federal, porque en la CDMX ya no hay inmunidad legislativa contra delitos del fuero común.
En la fila para buscar un lugar en el Senado de la República dentro de dos años están ya Clara Brugada, de Iztapalapa; Francisco Chíguil, de Gustavo A. Madero, y, aunque parezca increíble, ¡Armando Quintero, de Iztacalco!
Y si bien no es alcalde, también Julio César El Nenuco Moreno —amo y señor en Venustiano Carranza— aspira a un escaño en la Cámara alta por Morena. Antes lo había hecho por el PRD, pero su dirigencia nacional no lo apoyó, a pesar de que era el hijo putativo de Jesús Zambrano.
Ésa y la animadversión por Víctor Hugo Lobo, que desde la GAM siempre lo opacó en el liderazgo de los perredistas de la CDMX, lo que ocasionó que en enero de 2021 El Nenuco diera el brinco a Morena, con todo y sus chivas.
Claro que también influyó en el cambio que su hermano, Israel Moreno, quien había sido delegado en la misma demarcación, estaba a punto de ir a la cárcel por un desacato judicial. Julio César negoció dejar a Evelyn Parra y él tomar una diputación federal.
Con Evelyn retuvo la alcaldía y, aunque a él le habían prometido la presidencia de una comisión legislativa importante, la verdad es que nadie lo peló en San Lázaro, donde es un diputado del montón.
Aunque en su territorio no se mueve una hoja si él no lo autoriza, hay muchos tiradores para el Senado, algunos que se sienten con más derecho por ser fundadores del partido o por gobernar alcaldías más importantes.
A Brugada se la deben, pues retuvo Iztapalapa, la alcaldía que más votos puede aportar a los candidatos de su partido, y que serán vitales para los resultados de los comicios locales y federales.
Por otra parte, aunque la GAM ha sido pésimamente gobernada, y existe un alto riesgo de que se pierda, como a Chíguil no lo dejarán heredar la segunda alcaldía más importante a Graciela Rojas, su esposa, quiere que le paguen con una senaduría.
Y, ya encarrerados, Quintero ha de decir que, si Citlali Hernández llegó al Senado, por qué él no. Bueno, si hasta César Arnulfo Cravioto está ahí, aunque sea de suplente de su jefe, Martí Batres…
Los alcaldes sueñan, pero esos puestos son codiciados también por personajes nacionales y ya se sabe cómo son en la 4T con sus tómbolas.